Mírame.
Ya no verás mis ojos brillar ,
no saldrán como cataratas mis lágrimas,
esa dulce y cautivante expresión
se transformó en fría y desafiante.
Obsérvame.
Ya no me quedan sueños ni fantasías,
no esperaré ese amanecer;
todo oscurece dentro de mi alma.
Siénteme.
Mi cuerpo está sin tu piel,
quedó en carne viva sin tu calor
nunca más sentirá pasión.
Óyeme.
Mi respiración es lenta...
No se acelerará jamás mi pulso,
mis latidos ya no sienten los tuyos.
Tócame.
No puedes hacerlo,
antes tampoco,
pero lo hacías a través de mi mirada...
Y ahora... ya no queda nada.
No te iluminaré con mis pupilas
ni cobijará tu alma...
Sólo sentiré soledad en los largos días
y frío en las inmortales madrugadas.
Recorriendo insalubres rumores del pensamiento, desmembrando ilusiones vividas tal vez en noches de ansias locas... emociones intensas y elucubradas siempre con los rumores incesantes y tortuosos del corazón enamorado... locuras que se convierten en miedos y a la vez en sueños alados. Ve por ellos amiga, tal vez el tuyo permanezca aún sumiso y esperándote en cualquier esquina, mirando al frente, siempre esperándote. ¡Y por siempre enamorado! ¡Un enorme abrazo!
ResponderEliminarGracias por comentar con esas palabras que sólo vos sabes hacer,que grande Frank jaja sos poeta enserio :)
ResponderEliminar