Mi alma, alma mía
encarcelaste mis sentimientos,
no quieres estar en mi cuerpo,
ya no te alimentas de ese amor,
quieres dejarme en esta inmensa oscuridad.
Intento sacar fuerzas de donde no tengo
no dejo que me abandones,
quiero que mi corazón siga latiendo
no permitiré que arranques mis recuerdos
ni de mi mente, ni de mi corazón.
Sólo siento un insufrible dolor
que va más allá de mis sueños
y un profundo vacío
dejas en esta perdida habitación.
Deja al menos mi nostalgia
ser cuna de mi calma...
Canto angelical que te arrulle.
Alma,
sé que te sientes sin vida y apagada.
Lograré llenarte de esperanza
no abandonaré mis deseos
ni la ilusión de apoderarme de mis versos,
palabras amargas y dulces
que tanto cuestan olvidar con el tiempo.
Me amas, me odias... Alma mía
solo lo escuchó el viento,
que arrastró la melodía de mi voz
llevando mi grito por este mundo incierto.
Y tú, alma mía, sientes lo que padezco
lo que cada noche susurran las olas
embravecidas y furiosas
lo que callo y lo que anhelo...
Doloroso como parejos a la felicidad, no hay felicidad sin dolor, ni dolor que no acabe en algún momento en una laxitud y en una aclamada paz. Merece la pena sufrir si con ello alcanzamos el objetivo de haber amado al menos una solo vez.
ResponderEliminar¿Dejarás de soñar porque duele después el despertar?
Mirá cuándo descubro tu comentario Frank. Qué pena no haberlo visto antes.
EliminarCreo que nunca debemos dejar de soñar... a pesar que duela despertar, sé que soy una soñadora nata.
Un beso amigo mío. Gracias por pasar :)